La Vuelta al Cole de 2014 presenta algunas novedades derivadas de la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa), texto nacido con vocación de corregir los llamados errores de la LOGSE (Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo).
Una de ellas, quizá la más fácil de entender por los padres de los alumnos, sea la que sustituye la asignatura de Conocimiento del Medio por dos viejas conocidas que vuelven a los pupitres: Ciencias Naturales, y Ciencias Sociales. Hay otros cambios que afectan, entre otras, a las asignaturas de ética o religión, o algunas rebajas o supresiones como las de Música o Educación para la Ciudadanía.
Es verdad que en algunos casos los cambios van a venir laminados por la intervención de las autoridades autonómicas que, como en el caso de Andalucía, hayan planteado recursos y estén a la espera de su resolución definitiva. Y también es verdad que, lamentablemente y para enorme desgracia de nuestros niños, el modelo introducido sigue pecando de lo mismo que todos los anteriores, y es su carácter “no consensuado”, por lo que –al margen de que pueda ser mejor o peor que los anteriores- es muy posible que sea sustituido cuando cambie el Gobierno en ulteriores elecciones, privando de continuidad a cualquier intento de mejora.
Pero por el momento es el sistema vigente, y debemos examinarlo. A la vista de numerosos comentarios sobre la reintroducción de las dos asignaturas de “Natus” y “Sociales”, podemos aportar algunas notas. La primera es que se recibe con agrado por los docentes que preconizan la especialización en cada materia para su mejor aprendizaje; entienden que el objetivo de los contenidos naturales y el de los sociales debía ser diferente, y que por ello era preciso establecer métodos diferentes, libros diferentes y, a ser posible, profesores diferentes. Tratándose de la fase Primaria, y siendo troncal la asignatura, se ha planteado la posibilidad de que el mismo profesor atienda ambas asignaturas, sin embargo la mayoría considera que sería deseable contar con profesores diferenciados que gocen de la suficiente especialización en cada una de esas materias. Lo anterior está en relación también con los métodos, pues se entiende que a la parte Natural habría que darle un formato más experimental, mientras que las Sociales exigen unos planteamientos más abstractos, reflexivos.
Entre los beneficios de la separación citan también algunos la previsible ampliación de los contenidos de Historia, algo relegados en la época de Conocimiento del Medio pues éste se centraba más en la sociedad presente que en la pasada, así como una previsible recomposición de esos contenidos para darles más uniformidad en todas las zonas de España, lo cual irá en detrimento de los programas más localistas de cada comunidad pero beneficiará la movilidad de alumnos tanto en estos años como en fase universitaria.
Entre las desventajas se incluye la necesidad de dos libros en vez de uno, así como el peligro de desconectar los aspectos ecológico-ambientales de los socio-económicos, haciendo que los menores pierdan una perspectiva de sensibilización ambiental que debería correr paralela de la social. Es de esperar que los contenidos concretos que se otorguen a las asignaturas sepan eludir este riesgo. Entre las dificultades de la puesta en práctica se añade la de impartir un porcentaje en inglés para cada asignatura, pues no es lo mismo aplicarlo a una materia de cuatro horas semanales que a dos de cuatro. También se considera un retroceso por algunos –los más localistas- el que se sustituya el “conocimiento del medio más próximo”, generalmente identificado con el ámbito autonómico, por otro más amplio, sea estatal o universalista, pues ello puede llevar a despreciar las peculiaridades regionales. Este es un debate clásico en España que no está cerrado ni menos aún superado, que legamos a las generaciones venideras.
Lo cierto es que la bondad del cambio dependerá de su puesta en práctica y de la voluntad de cooperación y coordinación entre centros y profesores, entre éstos y padres, entre padres y alumnos, y entre fuerzas políticas. No conocemos ninguna época en que todo esto se haya dado, pero no hay que perder la esperanza.