Elm Street

Freddy Krugger vuelve por Halloween

Freddy Krugger acaba de celebrar su 30 cumpleaños y en Madrid le han organizado una fiesta coincidiendo con la llegada de Halloween. Ocurrió en el Parque Warner el pasado 3 deelm street Octubre y al parecer acudieron un buen número de fans ataviados como el famoso Freddy y demás acompañantes siniestros. Nosotros le felicitamos pero en el apartado juvenil de nuestro blog, pues para saber divertirse con sus películas hace falta estar algo crecidito.

  El evento de Madrid ha sido el pistoletazo de salida para diversas atracciones de dicho parque que continuarán con otras de “terror-diversión” (está prevista, por ejemplo, la participación de Alaska y Mario Vaquerizo) y culminarán en la próxima noche de Halloween del 31 de Octubre, previa a los tradicionales días de Todos los Santos (1 de Noviembre) y de Difuntos (2 de Noviembre).

  El centrar la atención sobre Krugger en Halloween nos parece oportuno pues se trata de uno más de esos personajes que, como Jack O´Lantern, los vampiros o los fantasmas, están a mitad de camino entre dimensiones ordinariamente separadas. En Halloween la especialidad está en la proximidad entre el mundo de los vivos y el de las sombras (justificado pues celebra el equinoccio de Otoño, en que duran lo mismo el día y la noche), a lo que Krugger añade la puerta entre la vida real y los sueños. El que además se cumpla su 30 aniversario nos permite refrescar algunos datos sobre él y sobre su creador, Wes Craben.

  Elm streetHace 30 años, en 1984, se estrenó la película Pesadilla en Elm Street. Es curioso que en principio no estuviera destinada a ser un éxito. Muchas productoras rechazaron el guión de Craben hasta que New Line Cinema apostó por ella. Demostró gran intuición pues el film supuso un magnífico negocio: sobre una inversión de menos de 2 millones de dólares recaudó casi 26. Ese éxito permitió estirar el producto en una serie de secuelas, hasta 7 principales y otras complementarias. Wes Craben, que además de guionista había sido director de la primera película, no estuvo muy conforme con la realización de las cinco siguientes, en las que curiosamente nunca repitió director y siempre repitió como Freddy Krugger el actor Robert Engelund –asociado ya desde entonces a personajes de terror, olvidando que con anterioridad había tenido papeles más variados en series como Los Angeles de Charlie, Enredo (“Soap”) o La mujer policía-. Por ello, en la séptima entrega volvió a dirigir Craben, incluyendo además la muerte –algo dudosa- de Krugger como aviso de que no admitiría que su personaje se viera nuevamente utilizado.

  Lo cierto es que en esa primera película hubo importantes elementos que destacar. Que el guionista dirigiera su propia película era una garantía de intensidad y respeto por el personaje, cosa que Craben echó en falta en las siguientes entregas. Wes Craben había dirigido ya otras películas menores y alguna de culto –como Las colinas tienen ojos– en el género de terror, pero en Pesadilla en Elm Street parecía que vertía mucho de sí mismo. Tenía estudios de psicología y de filosofía. Había ejercido como profesor con adolescentes. Se había especializado en historias oscuras donde el pensamiento ejercía un papel autónomo pasando de herramienta a enemigo de su portador. En esa primera entrega ayudó con su música Charles Bernstein –a quien encontramos Wes Crabentambién en Kill Bill de Tarantino-, y, como curiosidad, aparece Johnny Depp en su bautismo de cine. La apariencia física de Freddy tuvo incluso que rebajarse respecto a la idea original de Craben, algo más truculenta, pero el personaje caló en el público.

  Posiblemente Craben llevara razón en sus apreciaciones sobre las diversas entregas de Freddy Krugger. Su talento como continuador de sagas en lo que se da en llamar “metacine” o cine referencial (es decir, películas que remiten a otras anteriores) ha quedado más que probado en las cuatro de su serie Scream. Quizá los adeptos a Freddy Krugger hubieran agradecido mayor participación de su creador en las producciones posteriores, pero en cualquier caso parece que el personaje ha llegado hasta hoy con sus 30 velitas en la tarta y con fuerzas para unas cuantas más.


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