Leemos en las noticias recientes que Dinamarca ha puesto en práctica un nuevo sistema contra el sobrepeso infantil. Se trata del modelo propuesto por el doctor Jens Christian Holm, por el que viene apostando la ciudad danesa de Holbaek desde hace un tiempo, habiendo sido aplicado al parecer a más de 1.900 pacientes con un sobresaliente nivel de éxito (cerca del 90%). El modelo de Holm intenta abordar la cuestión no sólo como algo médico sino también social y psicológico, pues entiende que detrás de un desorden de peso suele haber un desorden de hábitos, formación y atención familiar.
Tiene sentido el que los países desarrollados se ocupen de esto pues poco a poco se van mostrando sus perniciosas consecuencias para la edad adulta en forma de problemas cardiovasculares y esperanza de vida, además de un elevado coste sanitario. No obstante, tampoco hace falta esperar a hacerse mayor para apreciar la carga que para muchos niños supone el sobrepeso: los especialistas suelen coincidir en que afecta al menor no sólo en su salud física sino también en la psicológica pues reduce su autoestima, fomenta su aislamiento, entorpece su formación y participación y genera frustración.
Resulta curioso además que sean los países más desarrollados los que más inciden en esta situación (el ejemplo paradigmático es el de Estados Unidos, donde la obesidad infantil ronda el 30%), y que dentro de ellos sea más frecuente en los sectores más limitados económica o culturalmente. Parece haber una relación entre este problema y las familias en que los padres apenas tienen tiempo para tutelar a sus hijos, abusan de alimentos inadecuados por falta de cultura dietética o de tiempo, o simplemente asocian gordura y salud como atavismo de tiempos peores.
En España se han realizado diversos estudios, aunque sus resultados no siempre coinciden ya que ni siquiera parece haber consenso al definir obesidad o sobrepeso, ni al marcar los criterios o baremos que deban tomarse en cuenta. Aun así se ha afirmado que, entre los 8 y los 17 años, el sobrepeso afecta al 26% y la obesidad al 12,6%, con más incidencia entre los 8-13 años.
Volviendo a Dinamarca, en ella han saltado algunas alarmas pues el problema ofrece algunas notas especiales. Así, aunque no rebasa las tasas medias de la OCDE, sí parece estar afectando a la esperanza de vida. El gobierno danés ha empezado a aplicar unas tasas llamadas coloquialmente “el impuesto de la grasa” para ciertos alimentos en función de sus grasas saturadas (por ejemplo 0.30 € por una hamburguesa, o 0.29 € por un paquete de mantequilla, además de gravar otros productos azucarados como refrescos o pasteles). También existe en Dinamarca la especialidad, junto a algún otro país nórdico, de que el sobrepeso afecte más a las chicas que a los chicos, al contrario de lo que ocurre en los países mediterráneos de Europa. Estamos refiriéndonos, por descontado, a las obesidades que pueden considerarse contraídas por malos hábitos, y no a las de raíz genética, sobre las que también en Dinamarca ha existido tradicional preocupación a través de sus congresos de pediatría.
En cuanto al método Holm, actúa sobre unos 20 aspectos de los hábitos del menor intentando organizar su ritmo y su metabolismo. Elimina yogures del desayuno y coloca avena, pan integral, carne y pescado; limita la comida rápida y los dulces casi a lo testimonial; impone que en las comidas haya un 50% de verduras; inserta pausas de 20 minutos entre los dos platos de la comida para aumentar la sensación de saciedad; exige el caminar o la bicicleta para el desplazamiento ordinario, aparte de otros ejercicios o deportes divertidos; limita a dos horas diarias las pantallas de televisión y ordenador; aconseja el ir a dormir pronto para que el cuerpo se autoregule…
No sabemos si estas medidas son nuevas o son realmente “las de toda la vida”. En Dinamarca se han extendido desde el Hospital Holbaek (adscrito a la Universidad de Copenhague) a varios municipios y otros distritos como Hedensted. En Internet hemos encontrado un grupo (Gorditos de Corazón) que desde Colombia ha organizado un viaje hasta Holbaek para tratar a dos niños, lo que da muestra de la proyección del método. Como siempre, los resultados acabarán poniendo las cosas en su lugar.