Nombres: Javier, que es un lugar

JavierAlgunos nombres nos son tan familiares que no imaginamos que puedan ser otra cosa. En el mejor de los casos, conocemos que en tiempos remotos pudieran tener una raíz con significado previo dentro de las culturas latina, griega o hebraica.

Entre las excepciones, algunos nombres surgen por la devoción generada por cierto lugar o santuario, del que se deriva luego un nombre (por ejemplo, Lourdes, Loreto, Fátima, que realmente serían “Santa María de Lourdes”, etc.). En Navarra se produce un caso curioso, pues hay dos lugares de peregrinación de los que podríamos plantearnos esto mismo: el Monasterio de Leyre y la Basílica Santuario de Javier.

En Javier el proceso es más curioso aún. No se trata de un lugar bendecido inicialmente por una aparición milagrosa, sino que es la cuna de un santo, el jesuíta San Francisco Javier (1506-1552). Pero es más, nos atrevemos a aventurar que el mismo nombre de Javier no existió como tal nombre propio hasta que este santo lo popularizara. Y la razón es muy sencilla: Javier es realmente un apellido; Francisco Javier no era un nombre propio compuesto de dos palabras, sino que se componía del nombre Francisco y el apellido Javier.

San Francisco Javier¿Tenía algún significado el apellido Javier? La respuesta es sí. Javier es una derivación del término vasco Exa Berri, (con variantes como Echaverri, Echebarria…) que significa “casa nueva”. Hay muchos lugares en la zona de influencia vascuence en los que encontramos esta denominación. En cuanto al jesuíta que comentamos, su familia se instaló en el lugar de Xavier o Xabier en cierto momento en que bajaron su residencia señorial de los valles pirenaicos de San Juan de Pie de Port a un punto más abierto (el actual), donde instalaron su “casa nueva”. El verdadero apellido del Santo era Jasso: su padre se llamaba Juan de Jasso (o Yatsu), y la madre María de Azpilcueta. En 1531, siendo aún estudiante el París, ordenó una formación de su genealogía para probar su hidalguía por cuatro apellidos, ampliando su relación con apellidos como Aznárez de Sada, Atondo…y reconociéndole noble abolengo por los cuatro costados. A él se le denomina ya entonces como Francisco de Jasso y de Xabier (de la casa de Xabier).

Será algo más tarde, al empezar su carrera religiosa y misionera, letrerocuando decida despojarse de todo recuerdo de unos apellidos que le ligaban a un mundo civil, cortesano y familiar. Entonces simplifica su identidad y empieza a firmar sólo con su nombre de pila (Francisco) y su cuna (Javier). Francisco tampoco era un nombre habitual en su familia, y parece que obedeció a que fue bautizado en Semana Santa (su nacimiento fue el 7 de Abril, Martes Santo) y ese nombre era una forma de homenajear al santo de Asis, tan devoto de la Pasión de Jesús.

Hoy pensamos que Javier es un nombre más como pueda serlo José, o Miguel, pero realmente es un recuerdo de una familia señorial que cambió su castillo a un punto nuevo, donde continuó una saga en la que luego surgió un gran santo cuya festividad se celebra el 3 de Diciembre y que es copatrón de Navarra (junto a –variando según las fuentes- San Fermín y Santa María la Real).

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