Los nombres: Marcos y el león
Hoy, 25 de Abril, es el día de San Marcos. Siendo uno de los días finales del mes de Abril (el de las “aguas mil”), es normal que haya un refrán que diga: «Por San Marcos, agua en los charcos”.
Sin embargo, habitualmente asociamos el nombre de Marcos no tanto con el agua sino con el León. El ejemplo más típico es el del León de San Marcos de Venecia, -que aparece en símbolos venecianos como su catedral, la columna de su plaza principal o el emblema del Festival de Venecia, por poner solo tres casos-, pero también lo vemos en el Convento de San Marcos, de la ciudad de León, o en las fachadas de diversos edificios construidos hace décadas por la Compañía Aseguradora La Adriática (Madrid, Zaragoza, Sevilla…) en las que insertaba un león en recuerdo del mar Adriático que baña la ciudad veneciana.
El nombre de Marcos, en principio, no tiene nada que ver con los leones desde el punto de vista etimológico, aunque algo sí en su significado, pues parece que su origen está en “Marticus”, relativo a Marte, dios de la guerra cuyo carácter podría recordarnos al del león. Ahora bien: ¿Existe realmente alguna relación entre este nombre y el animal?
Descartamos el caso de la ciudad española de León, pues su denominación no deriva de ningún felino sino de una “legión” romana (la legio gemina septima, allí ubicada en su tiempo). Mayor sentido tiene el caso de Venecia, donde la devoción a San Marcos Evangelista viene de lejos: a comienzos del siglo IX unos navegantes trajeron desde Alejandría las reliquias del Santo. Allí se encontraban desde aproximadamente el año 68 d.C. Marcos fue un personaje muy importante dentro de la literatura sagrada pues es el autor de uno de los cuatro textos que fueron considerados aceptables en el Concilio de Nicea (325 d.C.) frente a los llamados apócrifos.
Según la mayoría de historiadores, Marcos se llamaba realmente Juan Marcos, (añadiendo al Juan hebraico un término más latino) y fue un fiel acompañante del apóstol Pedro, quien lo trataba como a un verdadero hijo. Hay indicios de que fuera un joven seguidor de Jesús y presenciara episodios que luego transcribiría a su texto junto con los recuerdos y enseñanzas que Pedro le transmitiera. También acompañó ocasionalmente a San Pablo y a su primo Bernabé, actuando a veces como traductor. Hacia el año 67 podría haber estado en Roma, y se presume que es un autor de tendencia pro-romana pues intentó hacer extensible el mensaje cristiano a los ciudadanos latinos del imperio. Cuentan que recaló en Alejandría donde fue nombrado obispo y donde murió al año siguiente, un 25 de Abril.
Venecia tenía predilección por San Teodoro, pero al recibir las reliquias de San Marcos decidió dedicarle una basílica, cuyo estilo finalmente fue bizantino con riquísimas decoraciones en mosaico y pan de oro. La asociación entre la República Serenísima y el santo fue carismática a partir de entonces, de forma que, aunque el león haya sido utilizado también por otras potencias como la británica, es Venecia la que se lleva la palma con su San Marcos y su León.
No obstante, aún no hemos explicado la relación entre Marcos y el animal. Pues bien, parece que todo tiene un origen bíblico. En el libro de Ezequiel (Ez. 1:10), el profeta cita a cuatro seres antropomorfos, con alas y cuatro rostros cada uno de un hombre, un león, un toro y un águila. El Apocalipsis recordó esta misma imagen en los cuatro seres que acompañan el trono celeste (Apocalipsis, 4:7). Fue fácil acomodar este grupo de “escogidos” a los cuatro evangelistas; el criterio de asignación fue el de dar a cada uno un símbolo relativo al comienzo de su texto. El de Marcos se inicia en el desierto (“voz que clama en el desierto”), aludiendo a la predicación de San Juan Bautista, y de ahí se tomó al león por ser una especie de rey del desierto. Señalemos, sin embargo, que el libro que suele aparecer junto al león alado no es el Evangelio sino un texto profético que reveló un ángel a Marcos cuando éste pasó por Venecia, advirtiéndole que allí reposaría algún día: Pax tibi Marce, meus evangelista. Hic requiescet corpus tuum (La paz sea contigo Marcos, mi evangelista. Aquí tu cuerpo va a descansar).
Cuestiones iconográficas aparte, es de buena educación felicitar a los Marcos en el día de su santo, lleven o no un león a su lado, así que a todos ellos… ¡Felicidades!