18 meses de mimos

mimosLactancia materna, colecho, parto en casa… son conceptos que surgen en las discusiones sobre pediatría, inspirados por un espíritu semejante. A este grupo pertenece también la Crianza con Apego, que en el pasado mes de Marzo (días 13 a 20) celebró su Semana Internacional.

   Estos conceptos están a mitad de camino entre lo más tradicional y lo más revolucionario, pues por un lado nos hablan de las mismas cosas que “nuestras bisabuelas”, si bien resultan innovadores al oponerse a los que hasta ahora se consideraban “avances de la pedagogía”. ¿Acaso estamos volviendo a las viejas recetas tradicionales?

   La Crianza con Apego significa que al niño –recién nacido y primera infancia- hay que darle la máxima seguridad en sí mismo para que pueda empezar a desarrollarse, y que esta seguridad sólo la adquiere si percibe que hay alguien a su lado para apoyarle de manera efectiva e incondicional. Es decir, todo lo contrario al “déjalo que llore, que así aprende”. Gracias a las aportaciones de psicólogos y neurólogos, se ha comprobado que el bebé no empieza a percibir ser un yo diferente de su madre hasta pasados los 6-7 meses, Bowlbylo cual además es perfectamente comprensible pues la primera parte de su vida ha transcurrido en plena fusión con ella. En experimentos hechos con bebés ante un espejo en diferentes meses, se comprueba que es a hacia los 18 meses cuando ya son plenamente conscientes de su individualidad.

   Si dejamos solos a los niños en esa etapa, y peor aún si están llorando, lo único que aprenden es que el entorno es agresivo y que ellos carecen de medios para enfrentarse a él, lo que los hará retraídos, desconfiados. Si aprenden, por el contrario, que siempre hay alguien a su lado para ayudarles, serán ellos mismos quienes poco a poco se sientan más fuertes para prescindir de la ayuda exterior y se dejarán llevar por su curiosidad y su instinto para proyectarse, sin que el miedo al error o a la vergüenza les paralice.

   Se considera como padre de la Teoría del Apego a John Bowlby (1907-1990). Sus experiencias con niños coincidieron con otras pruebas hechas con animales, como las de Konrad Lorenz con patitos recién nacidos, o las de Harry Harlow con monos.

   Estos estudiosos de la conducta, junto a otros como Mary Ainsworth, han dado soporte intelectual a un modelo que intenta superar la herencia de las aportaciones freudianas y de la educación prusiano-victoriana. Ésta marcaba a los niños en la disciplina, pretendiendo fortalecerlos desde muy pequeños presentándoles pruebas de “lo dura que es la vida”. Freud, por su parte, entendía que las diversas fases del niño son saltos en los que intenta satisfacer deseos cada vez más complejos, y que el educador debía ayudar a controlarlos, cunado no a obviarlos. A partir de los años 70 la severidad se fue relajando, pero más por un movimiento de cuestionamiento general de la autoridad (p. ej. Mayo del 68) que por un análisis serio de la psicología del bebé. El debate no es –ni mucho menos- pacífico, como lo prueban las posiciones diversas simbolizadas por Eduardo Estivil y Carlos González.

   En cuanto a John Bowlby, su gran mérito es haber ordenado ideas que están en la Humanidad desde su inicio. Su propia infancia le marcó al respecto, pues fue un niño de familia muy acomodada pero criado sin apenas contacto con sus padres, con una niñera a la que el niño adoraba pero que tuvo que dejarles a los cuatro años, causando al pequeño John una sensación de abandono insuperable. Fue ingresado en un internado, cuya desagradable experiencia reflejó posteriormente en su estudio Separación: ansiedad y angustia.John Bowlby

   Inquieto por todas sus sensaciones de infancia, se dedicó a estudiar psicología, psiquiatría y finalmente desarrollo infantil. En 1951 publicó Cuidado Maternal y Salud Mental con sus teorías sobre la «Necesidad Maternal». Tras diversas revisiones y publicaciones, conformó su Teoría del Apego, que preconiza la necesidad de una principal figura de afecto con la que el niño pueda entablar una relación emocional que le dé seguridad y le libre de la ansiedad. Dicha ansiedad puede ser un verdadero obstáculo para el crecimiento del niño, haciéndole gastar en negativo unas energías que necesita para su desarrollo en positivo. Así pues, 18 meses de mimos no hacen al niño más blando sino todo lo contrario. Anótenlo.

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