Fidget Spinner: ¿estrés o anti-estrés
Aunque muchos no sepan aún qué es el Fidget Spinner, pronto su nombre se hará familiar. Es una de las consecuencias de vivir en un planeta globalizado donde gran parte de las tendencias vienen de Estados Unidos.
En dicho país norteamericano, el Fidget Spinner va ganando terreno no sólo como juguete para niños sino como tema de estudio y, si nos descuidamos, de debate. Pero ¿en qué consiste el artilugio?
Hablamos de un objeto pequeño, abarcable con una mano y generalmente manipulable con dos dedos (pulgar y corazón). Consiste en una especie de rodamiento pequeño, al que se le circunscribe un módulo plano triangular o de dos o tres lengüetas, las cuales pueden incluir a su vez su propio rodamiento. La esencia del juego estriba en que el rodamiento central sirve de eje alrededor del cual gira todo el objeto una vez impulsado. No precisa pilas sino que la pura fuerza manual del poseedor puede mantenerlo girando sobre sí mismo muchos segundos.
Acostumbrados a que todo juego persiga un reto, o permita señalar un ganador, nos preguntamos para qué sirve hacer rodar un objeto sobre sí mismo. La respuesta, de puro simple, resulta inquietante: elimina el estrés. Es decir, no estamos ante un juego de habilidad; no exige destreza, no promete avances ni premios, no pasa a otras pantallas ni apenas permite competir ni compartir emociones. Sencillamente se justifica en su poder relajante, liberador de tensiones. En esa medida, cumple la misma función que la de hacer girar un bolígrafo, apretar una pelota de goma o garabatear sobre un papel, sólo que con algo más de sofisticación técnica y de diseño. De hecho, ya van surgiendo variantes que aportan ese “más aún”, como ocurre con el Fidget Cube que ofrece un mecanismo antiestrés diferente en cada una de sus seis caras.
No podemos conformarnos con describir el fenómeno sino que debemos ahondar en su génesis. Según las reseñas encontradas, el juego es un invento de la estadounidense Catherine Hettinger. Nacida en Oklahoma, su preocupación por la convivencia y la paz la llevaron a idear objetos que aportaran relajación aunque fuera en pequeña escala. Al haber cursado estudios en el Rensselaer Polytechnic Institute (New York), de especial atención a programas de ingeniería, tenía la formación necesaria para diseñar sus prototipos, y así lo hizo con el Fidget Spinner en 1993. Se cuenta que ofreció el producto a Hasbro, quien no mostró interés en su momento. Catherine patentó su invento en 1997 como prevención.
En 2017 la protección habría decaído y por ello han surgido productores del juguete. Algunos opinan que ahora resulta más interesante que cuando se inventó, debido a que los tiempos de crisis que vivimos han generado mucho más estrés en el ciudadano medio, que además necesita de instrumentos sencillos y de bajo coste para procurarse un escape. Ignoramos si estas razones son ciertas pero sí podemos asegurar que el producto viene atacando fuerte desde el otro lado del Atlántico, en sus diversas variantes. La imagen actual de Catherine con su nieta sosteniendo los modelos antiguo y nuevo son altamente premonitorios de su éxito entre los más pequeños Quizá empecemos a ver a pandillas de niños compitiendo por ver quién hace girar más tiempo su Fidget Spinner, para estrés de unos y anti-estrés de otros. Paciencia con ellos y mucho amor, como siempre.