Vuelven los Trolls

1Vuelven, o nunca se fueron. La nueva película de Dream Works actualiza las historias de estos divertidos personajes, presentando un largometraje de animación de alto presupuesto que seguramente será exitoso. El film cuenta con atractivos como las voces de Justin Timberlake o Anna Kendrik para la verisión en inglés.

Tras su reciente estreno se suceden las reseñas de crítica, más o menos favorables. Suelen coincidir todas en elogiar la frescura de la imagen, la simpatía de los personajes, los mensajes subliminales en pro de la amistad y la cooperación, el apoyo musical -destacando Can´t stop the feeling– para gusto de pequeños y grandes, una animación sugerente…

En el lado menos bueno, algunos hablan de poca originalidad recordando que muchos de los gags y recursos de guión4 suenan a otros de películas anteriores. Se citan semejanzas con Schrek o Fung-fu Panda, entre otros, lo cual no debe sorprendernos pues todas ellas son producciones de Dream Works y la finalidad de su fundador, Steven Spielberg, nunca ha sido la originalidad sino la diversión, sin renunciar a un gag conocido mientras siga funcionando. No obstante, aunque la imitación pueda ser cierta, no creemos que vaya a preocupar a un público infantil que, por lo demás, no conocerá probablemente esos precedentes o, mejor aún, no verá censurable sino plausible tal aprovechamiento.

2Cada uno podrá ver la película y sacar sus conclusiones. Por nuestra parte queremos aportar algo sobre la invención de los Trolls, que quizá algunos desconozcan. Fue Thomas Dam, un hombre de campo danés (lo hemos visto citado como leñador y como pescador), quien empezó a tallar estos seres del bosque hacia 1950, inspirados en la tradición y el folklore ancestral. Dam hizo la talla para su hija Lila, pero pronto otros niños del pueblo de Gjol quisieron un muñeco igual.

Lo que al principio fue una diversión para Dam, se convirtió en actividad para su familia, pasando a fundar la Dam things from Denmark. Esta empresa fue la titular de los derechos de producción de los trolls durante mucho tiempo, conformando poco a poco un tipo de muñeco que fue pasando de la madera al plástico, y con un tamaño cada vez menor y más manejable. Desde un principio los muñecos han tenido un diseño simpático y algo gamberro, pero siempre amable. La fabricación cuidaba la calidad, con pelo de lana y ojos de cristal. La familia Dam procuró mantener esta línea asociando sus trolls a un mensaje positivo, alejado de otras versiones más inquietantes con las que los trolls tendrían parentesco en el folklore nórdico.

Los muñequitos se convirtieron pronto en un regalo de viaje típico de Dinamarca y Noruega, donde habían alcanzado gran difusión. Así fueron llegando a Estados 3Unidos, gracias a la labor de Inge Dykins, verdadera impulsora de la internacionalización de los trolls. Según Inge, los muñecos eran tan feos que era imposible no cogerles cariño. Quizá ahí esté la gracia de estos muñecos, que siguen inspirando más ternura que muchos otros personajes supuestamente más guapos o perfectos, aportándonos el mensaje de que la simpatía y la alegría son el mejor secreto de belleza.


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